miércoles, 6 de mayo de 2015

Periostitis tibial

Periostitis Tibial o síndrome del corredor de fondo

La periostitis produce dolor en el lado de la tibia y es una lesión muy frecuente entre corredores

¿Qué es el periostio?

El periostio es una vaina fibrosa que se encuentra alrededor de los huesos y que contiene gran irrigación sanguínea y grandes terminaciones nerviosas. Pegado al periostio encontramos los músculos, por ejemplo en el caso de la Tibia el gemelo, el soleo, el tibial posterior, anterior y los flexores. 

Cuando se produce una lesión o dolor en el periostio se debe, la mayoría de las veces, a la tracción que ejercen los músculos sobre esta vaina. También puede ser muy doloroso recibir un golpe, precisamente por la gran cantidad de terminaciones nerviosas que recorren el periostio. Es usual que tras el golpe quede sensación de pérdida de sensibilidad en zonas adyacentes, o incluso que el dolor dure varios días.

¿Qué es la periostitis tibial o síndrome del corredor de fondo?

La periostitis tibial o síndrome del corredor de fondo es una lesión ocasionada por la inflamación del periostio que puede ser de tipo agudo o crónico. Consiste en una irritación inflamatoria de esta membrana externa de la tibia que produce dolor.

Es una lesión muy común entre atletas y saltadores, afectando en mayor medida a los corredores de fondo.

¿Cuáles son las causas de la periostitis tibial o síndrome del corredor de fondo?

Durante la carrera y el salto se va a dar un mayor grado de impacto en la recepción del pie en el suelo que en la marcha. Esto es debido a que durante la carrera, hay un momento en el que ningún pie se encuentra apoyado, lo que no ocurre durante la marcha. Esto hace que esa recepción sea más violenta y demande más y de manera más brusca tanto a las articulaciones como a los músculos encargados de frenar ese apoyo, que lo harán por medio de contracciones excéntricas. Este tipo de contracciones, como ya sabemos son mucho más exigentes que las concéntricas, reclutan mayor número de fibras musculares y “tiran” más de las inserciones en los huesos, lo que unido a su brusquedad en el caso de la carrera, van a traumatizar bastante sus inserciones."

La función de supinación del pie que el ejercen estos músculos en cada pisada a nivel mecánico hace que el punto en el que mayor exigencia reciban sea en el momento del impulso al pisar, momento de máxima pronación del pie. Esto deriva con casi total seguridad en lesión en corredores que no utilicen control de la pronación y la necesiten, como el uso de plantillas y zapatillas adecuadas.

Entre los factores desencadenantes de la periostitis tibial solemos encontrar:
_Terreno de entrenamiento: Los terrenos duros como el asfalto y con inclinaciones pueden producir la aparición de esta lesión.

_Calzado: El calzado debe ser el adecuado para el tipo de actividad y el terreno sobre el cual entrenemos. Hay que tener especial cuidado con zapatillas desgastadas, con poca amortiguación o que no realicen el control adecuado de la pronación.

_Mala técnica: Apoyo incorrecto. Una mala o excesiva tracción sobre el periostio producirá la aparición de la lesión.

_Traumatismos y golpes repetidos.

Sobrecarga de entrenamiento: No es recomendable forzar a nuestro cuerpo y siempre se debe comenzar a realizar ejercicio de forma progresiva. Entrenar demasiadas horas o sobre terrenos inadecuados facilitan la aparición del dolor en la tibia.

Falta de estiramiento.
Deficiencias anatómicas: Corredores que cargan con la punta del pie, pies planos, atletas pronadores, extremidades inferiores de diferente longitud.

Otras lesiones: retracción muscular, torsión tibial o geru varo (piernas en X).

¿Cuáles son los síntomas de la periostitis tibial o síndrome del corredor de fondo?

El principal síntoma de la lesión del corredor de fondo o periostitis tibial es la aparición del dolor intenso en la zona de la tibia, parte anterior interna de la pierna que aparece al iniciar una actividad física. El dolor puede cesar unos minutos tras un periodo de calentamiento pero volverá a aparecer con mayor intensidad si proseguimos la marcha.

El dolor cesa con el reposo y es común que se acompañe de calor en la zona afectada.

El tratamiento normalmente se basa en terapias manuales y estiramientos.


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