jueves, 29 de enero de 2015

Aceite de Lavanda

Antiséptica:

Está ampliamente demostrada la capacidad del aceite esencial de lavanda para enfrentarse a virus y bacterias, y por lo tanto a infecciones de todo tipo. Puede servirnos perfectamente para tratar infecciones de la piel, pero también para problemas de otra índole relacionados con virus y bacterias.

Sedante:

La fama del aceite esencial de lavanda como magnífico relajante se extiende hasta las civilizaciones más antiguas, que ya la utilizaban en baños e inhalaciones para aliviar síntomas de nerviosismo, insomnio o depresión.

Analgésica:

El aceite esencial de lavanda tiene la capacidad de reducir el dolor y la inflamación, especialmente cuando se trata de afecciones dermatológicas, dolores musculares, contusiones.

Antiespasmódica:

Su poderoso efecto antiespasmódico resulta particularmente útil en caso de infecciones leves de garganta y bronquios.

Antiinflamatoria:

Junto con el aceite esencial de árbol del té y el de manzanilla, la acción antiinflamatoria del aceite esencial de lavanda reduce y alivia cualquier síntoma provocado por infección, contusión o congestión sanguínea.

Regeneradora:

Esta esencia nos ayudará a mantener la piel en un estado óptimo y a regenerar cualquier zona dañada por quemaduras, anomalías de la piel,dermatitis, acné  o envejecimiento prematuro.

Potenciadora:

El aceite esencial de lavanda potencia los efectos y propiedades de todos los aceites esenciales, por lo que conviene añadir unas gotas a cualquier mezcla que elaboremos.

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